Se puede definir a la cirugía laparoscópica como aquella parte de la cirugía formada por un conjunto de técnicas y maniobras necesarias para realizar una intervención quirúrgica, utilizando puertas de entrada de pequeño diámetro por donde introducir el instrumental, tras la creación de cavidades reales donde eran virtuales o no existían, gracias a la introducción de gas o de instrumental suspensorio de pared, y visualizando el campo quirúrgico por medio de una óptica conectada a una cámara de vídeo y a un monitor.
El interés que esta técnica ha suscitado no depende de las ventajas estéticas o la disminución de hernias y eventraciones en las heridas abdominales, sino que se debe a la manifiesta y demostrada menor agresividad respecto a la cirugía abierta (menor dolor postoperatorio, mejor dinámica respiratoria postoperatoria, menores complicaciones, mayor bienestar postoperatorio, menor tiempo de hospitalización y de baja laboral, etc.).
Dados los beneficios de la colecistectomía laparoscópica y el establecimiento de la misma sobre la cirugía abierta, han hecho que otros procedimientos hayan sido evaluados y la vía laparoscópica se está convirtiendo en su vía de elección. Los avances médicos encaminados a mejorar el tratamiento de los pacientes y su calidad de vida postoperatoria, la demanda de la población, los medios de comunicación y la competencia entre profesionales e instituciones médicas han impulsado la rápida evolución de dicha técnica y la tecnología precisa para llevarla a cabo. En la actualidad, entramos en un periodo de consolidación de técnicas complejas, con definición de sus indicaciones y confirmación de sus resultados positivos, técnicas que llamaremos de cirugía laparoscópica avanzada, superiores a la colecistectomía laparoscópica.
Al mismo tiempo surge el concepto de cirugía mínimamente invasiva, cuya maduración ha ido paralela, además de al ingenio y a la habilidad de muchos cirujanos pioneros en este campo, al desarrollo tecnológico en todos los ámbitos (electrónico, de imagen, energía, instrumental auxiliar, etc.).
La traducción de estos avances a nivel clínico se concreta en dos puntos: la ampliación de las indicaciones y la mejora del material quirúrgico que incluye la miniaturización de los instrumentos.
Aprovechando la fiebre de la mínima invasión surge la cirugía LESS ( Laparo Endoscopic Single-Site Surgery) o puerto único, en la que la intervención se desarrolla a través de una única entrada transumbilical aprovechando la propia cicatriz que supone el ombligo y cuyo cierre permite obtener una cicatriz invisible. Pero no solamente el beneficio es estético; la recuperación del paciente supera a la de la laparoscopia tradicional en cuanto a dolor postoperatorio y reincorporación a la vida activa.
Desde que en febrero de 2009 realizamos la primera colecistectomía transumbilical, seguida en el mes de marzo por la extirpación de un cáncer de recto por la misma vía, el procedimiento se ha convertido en la primera técnica de elección para todas las intervenciones sobre la vesícula biliar y en los casos de cirugía de urgencia por apendicitis aguda, con resultados espectaculares.
Actualmente existen múltiples esfuerzos en la industria, en el desarrollo del dispositivo multicanal «ideal»: que requiera una herida de mínima longitud, y que además permita el ingreso y salida de los diversos instrumentos articulados o doblados, hermético, reusable y de costo accesible. De acuerdo al consenso LESSCAR (Laparo-Endoscopic Single-Site Surgery Consortium for Assessment and Research) celebrado en Cleveland, Ohio el 07 de julio del año 2008, se estima que el volumen de procedimientos aplicables a LESS puede aumentar en aproximadamente un 50% durante los próximos cinco años, con un porcentaje aún mayor en algunas especialidades en las que puede llegar hasta 80%