El preoperatorio para la laparoscopia no es más difícil o complejo que cualquier otra intervención sencilla. Hay un tema importante que es el hecho de posibles interacciones farmacológicas con la operación, por lo que deberá informar al médico de cualquier fármaco que esté tomando de manera crónica.
Aquellos medicamentos que tienen más posibilidad de interaccionar y que pueden causar problemas en cualquier intervención son los siguientes:
- Los anticoagulantes
- Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), incluyendo aspirina o ibuprofeno
- Otros medicamentos que afectan la coagulación de la sangre
- Suplementos herbales o dietéticos
- Vitamina K
- También debe informar a su médico si está embarazada, con el objetivo de reducir el riesgo de posible daño al bebé en desarrollo.
Antes de la laparoscopia, es posible que se realicen exámenes de sangre, análisis de orina, electrocardiogramas o radiografía de tórax. En función del estado del paciente, también puede ser necesario realizar ciertas pruebas de imagen, incluyendo ultrasonidos, una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
Estas pruebas pueden ayudar a comprender mejor la anomalía que se examinará posteriormente con laparoscopia. Los resultados también servirán de guía visual para el interior del abdomen del paciente, permitiendo mejorar la eficacia de la laparoscopia.
Durante al menos ocho horas antes de la laparoscopia, es importante evitar comer o beber, con el objetivo de que los procesos fisiológicos no interfieran negativamente durante la intervención. Así mismo, no hay que olvidar que la laparoscopia se realiza a menudo con anestesia general, por lo que puede llegar a producir somnolencia varias horas después de la cirugía. Por eso, es importante que asista acompañado de algún familiar.