Durante el embarazo, la mujer es más favorable a sufrir problemas circulatorios. Sin embargo, no es imposible evitar las hemorroides, ya que existen una serie de trucos y razones que evitan las molestias en mayor grado.
En primer lugar, es imprescindible evitar el estreñimiento. Come una dieta rica en fibra (alto contenido en frutas y verduras), bebe mucha agua (ocho a diez vasos al día) y realiza ejercicio suave pero regular, incluso si sólo tienes tiempo para un breve paseo.
También existen complementos dietéticos en base a algas como el agar que favorecen la evacuación de heces más blandas e hidratadas.
No demores más de lo necesario el momento de ir al baño, cuando tengas deseo de realizar una evacuación intestinal. Trata de no hacer fuerza abdominal durante la expulsión ni pases largo rato en el inodoro. Esta posición es negativa para la inflamación hemorroidal al generar presión en la zona.
La práctica diaria de los ejercicios de Kegel ayuda a favorecer la circulación en la zona rectal y fortalece los músculos circundantes del ano, disminuyendo la posibilidad de hemorroides. También tonifican los músculos alrededor de la vagina y la uretra, algo vital para ayudar a tu cuerpo a recuperarse después del parto.
Evita sentarte o permanecer de pie durante largos períodos de tiempo. En casa, tumbarte hacia el lado izquierdo cuando duermas, leas o veas la televisión te ayudará a quitar la presión de tus venas rectales y ayudar a aumentar el retorno de la sangre desde la mitad inferior de su cuerpo.