El apéndice es una estructura presente en nuestro organismo, con forma de saco o tubo, que se encuentra ligada al intestino grueso.
Existe en humanos y en un número reducido de otros mamíferos, incluyendo el koala y los primates. En términos médicos, se conoce como «apéndice vermiforme» por su delgada forma de gusano.
Hay que destacar que durante años, el apéndice fue descartado como un recuerdo persistente de nuestro pasado evolutivo. Muchos científicos, incluyendo Charles Darwin, creyeron que esta pequeña bolsa que sobresalía del intestino grueso era un órgano vestigial que una vez ayudó a los seres humanos a digerir la corteza de los árboles. Dado que la corteza de los árboles ya no es parte de la dieta del ser humano promedio, se presumía que el apéndice ya no cumplía una función.
Sin embargo, una investigación más reciente de la Universidad de Duke sugiere todo lo contrario y resulta que el apéndice puede desempeñar una función vital en el desarrollo del sistema inmunológico.
Durante las últimas décadas, la medicina convencional creía que el apéndice era un órgano sin importancia y cumplía muy poca función. Ahora se piensa que el apéndice puede producir y proteger colonias probióticas beneficiosas en el sistema digestivo.
Según los investigadores, el sistema digestivo humano está lleno de bacterias necesarias para digerir los alimentos, pero cuando nos exponemos a algún ataque por enfermedad, a veces esos tipos de bacterias son atacadas y muertas.
En tales situaciones, el apéndice puede actuar como una reserva para bacterias buenas. Después de que el sistema inmunológico es capaz de vencer la enfermedad, las bacterias emergen y vuelven a colonizar el intestino.
No obstante, en ocasiones se hace necesaria la extirpación del apéndice para evitar una posible rotura y una septicemia derivada de ello. En nuestro caso, intervenimos por laparoscopia.
Si tienes cualquier duda, consúltanos.