Durante el verano es habitual que el reflujo gastroesofágico aumente debido a las altas temperaturas y las comidas copiosas típicas de las vacaciones.
El reflujo consiste en la acción de subida del contenido estomacal desde el estómago hasta el esófago, que es el conducto que se encarga de conectar la boca con el estómago.
En muchos casos esta afección se muestra conjunta con la aparición de dolor de garganta o molestias en la región a causa del ácido gástrico que sale al exterior. En ocasiones, también se puede acompañar de pérdida de esmalte en la boca.
Entre las causas más leves de reflujo gastroesofágico, se encuentran las comidas copiosas. Este tipo de alimentación provoca digestiones más pesadas y con un contenido en ácido superior.
Otras situaciones como la obesidad también fomenta el desarrollo de reflujo gastroesofágico. Asimismo la presencia de embarazo suele favorecer la patología, ya que la distensión del útero puede llegar a presionar la pared estomacal, dificultando su motilidad normal e interrumpiendo su funcionalidad.
El consumo abusivo de alcohol y especias excitantes irrita la mucosa gástrica y facilita que el contenido del estómago pase a través del esfínter esofágico, siendo causa de acidez en muchos casos.
Por otro lado, la hernia de hiato es una de las afecciones más frecuentes en pacientes de mayor edad, que tiene como consecuencia que parte del estómago pase por encima del diafragma, facilitando la aparición de la patología.
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